sábado, 19 de febrero de 2011

Fútbol, como si fuera la primera vez y... para siempre




Por: Germán Gerbo (Facebook: Germán Gerbo)

“Siempre lo mismo, siempre lo mismo, esto nunca cambia”, cada domingo, cada pitazo, cada arbitro que decreta el final, confirma esta bendita frase que nos hace lo que somos. Siempre ser lo mismo ¿Por qué? Porque odiamos y amamos, porque hay vivos y muertos, porque ovacionamos y chiflamos, porque así es una pasión en torno a esa número cinco esférica que gira dentro de un rectángulo de sueños y emociones.
Desde el primer día que pisamos el hormigón, somos “lo mismo”. Esperamos a que salga el equipo y nos quejamos, pero al salir esas quejas se transforman en gritos de guerra, gritamos cuando el juez pita, pero luego nos desalmamos aclamando su cabeza, aplaudimos esa gambeta de nuestro diez como si ganásemos el campeonato, abucheamos al dos de ellos cuando pega y patea descaradamente a los artistas del balón, nos arrancamos los pelos cuando esa revienta nuestra locura contra ese palo infame e injusto, queremos a ese que se para debajo de los tres palos, ese que nos hace alegrar con sus estiradas, cada vez que su humanidad desvía los chanfles que el destino quiso que suframos, y cada vez que esto se termina nos sentimos según esos dos números de la suerte separados por un guión, que tantas alegrías y tristezas traen.
Este es el hincha, el que todos los domingos se toma el colectivo cargado de ilusiones para ver a su amor, a ese que no se toca, a ese que se sufre por noventa minutos semanales. Pasarán los años, pasaran los dramaturgos, los empresarios, los artistas y los de reparto también, pero siempre se estará ahí, en el reducto que nos caracteriza.
Por eso todo es como la primera vez, desde que vamos de la mano del viejo, porque desde ese primer día que entregamos nuestras gargantas a esa máquina manejada por veintidós donde se turnan para arrebatar destellos de voces desgarradas por el paso del tiempo, que nunca pero nunca podrán callar ni hasta con el golpe más feróz que esta efusión pueda dar. Como siempre nos hace morder fuerte, cerrar los ojos, pedir al cielo, culpar al de arriba (y porque no agradecerle), tirarnos al piso llorando y salir golpeando las paredes del templo.
Así vivimos desde esa primera vez, salimos a trabajar como el entrenamiento de cada día, tomamos el tren como cuando se encara por el medio, cruzamos la avenida cual wing cambiando la pelota de banda, llegamos al trabajo como la primera oportunidad que nos hace poner en clima con el encuentro, trabajamos aunque llueva, nieve o truene para conseguir esa paga tan deseada, esa que nos deje afónicos y de una buena vez por todas festejar en casa, a la vuelta con esos seres que tanto queremos y apreciamos.
Porque aunque el cielo nos lleve, te seguiremos alentando y coreando cada una de tus glorias, y hasta nos alegraremos desvergonzadamente por lo que hemos conseguido aunque suframos la peor de las penurias.
El pasado será nuestra gloria y motivo de orgullo, el presente nuestra alegría y el futuro, como no, la locomotora de ilusiones y éxitos que siempre llevará como marca la inscripción de que “las buenas ya van a venir”.
El fútbol señoras y señores, como si fuera la primera vez y… para siempre.

5 comentarios:

  1. otra de mis reservas, linda descripción del "diario de nuestras pasiones"

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  2. vamos "Paso" que estamos por buen camino, si bien no es el futbol más vistoso el que desplegamos, se nos estan dando los resultados, recordemos que es un proyecto a largo plazo.

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  3. SE ME PIANTO UN LEGRIMON, NASARALA ANDA PREPARANDOTE PORQUE EN CUALQUIERMOMENTO VOLAS

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  4. ta muy buena, igual me di cuenta que te encanta decir la palabra HORMIGON. Tendrías que haber venido a construcciones

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