martes, 8 de marzo de 2011

La Monotonía - River Vs. Argentinos Jrs.





Por Germán Gerbo (el escritor que hizo de tus domingos a la tarde, una pelota que gira)

Con lo acontecido en este encuentro y haciendo referencia a lo que se remarca en el titulo, nos encontramos con un aspecto de nuestro deporte querido que atenta contra la integridad ocular de la persona que lo aprecie.
A duras penas podemos rescatar destellos de virtudes en lo que fue un partido tan pobre y mal jugado que como única anécdota nos dejaron una valla invicta de cuatro fechas a nuestro favor.

La cuestión fue de mayor a menor, a los pocos segundos se le dio la chance más clara del match al conjunto de la banda: un Almeyda guerrillero fue a trabar con desenfreno ante un rechazo del central rival que de carambola, casi la termina yendo a buscar adentro, donde duele. Hablando de volantes centrales, creo que fueron los que más propusieron junto con la defensa, un Acevedo que se aleja completamente de los protocolos impone su ubicación en la cancha para asistir a jugadores que mucho no pudieron generar, es el caso de la saga delantera, de esos dos jóvenes y aquel llanero solitario.

Por otro lado se formo una defensa que casi sale de memoria, con tres centrales que mezclan el instinto bélico junto con sutilezas propias de half como Norberto Perfumo, momentáneamente sostenemos una valla invicta que nos hace ser los único invictos del torneo. Por las puntas de esta estructura se encontró un Juan Manuel Diaz en conexión con Lamela para producir los avances para ese gol, que le fue esquivo.

Ya entrada la segunda mitad los globos oculares comenzaron a pesar, se dejo de pensar y se comenzó accionar de ambos lados buscando arremeter de cualquier manera, desde una prolija ocasión fortuita hasta el tristemente célebre pelotazo, que tanto goce le da a aquellos que ven nulas sus posibilidades de concretar.

Creo que cabe destacar las actuaciones que viene teniendo nuestro Arquero, con atajadas cruciales para mantener sin dudas lo que es un invicto indiscutible cuando de evitar se habla. Beatificando ese puesto que siempre nos caracterizo por su calidad y hasta por qué no, inventarlo.

La ilusión millonaria de sostener una punta está entrando en la cotidianeidad del corto plazo con el correr de los torneos, siempre comenzando de un juego esperanzador y deambulando por mitad de tabla en el final, sacándonos una sonrisa de vez en cuando, pero tan irónica que decidimos hundirnos en esa porcioncita de goce para olvidar que viendo la cruda realidad, aquél campeón del siglo veinte con el cual nos vimos galardonados, se aleja a pasos de gigante.
A pesar de quemarme las neuronas pensando sobre la caída del ápice de las posiciones, veo lo que se propone a nivel deportivo y me atrevo a decir: Mantengamos lo que se consiguió, de a poco, supliendo esos defectos con virtudes, podemos.

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